MÉXICO, 15 Jul (EUROPA PRESS)
El Gobierno estadounidense, dirigido por la administración Trump, ha decidido imponer un arancel del 17,09% a las importaciones de tomate procedente de México. Esta medida, anunciada por el Departamento de Comercio de Estados Unidos, busca fortalecer la producción doméstica de tomates y es resultado de la terminación del acuerdo bilateral de 2019 que suspendía la investigación 'antidumping' sobre el producto mexicano. Según las condiciones del acuerdo previo, la implementación de tal arancel estaba prevista, sujeta a un aviso previo de 90 días.
"México sigue siendo uno de nuestros mayores aliados, pero durante demasiado tiempo nuestros agricultores se han visto oprimidos por prácticas comerciales desleales que rebajan los precios de productos como el tomate. Esto termina hoy", afirmó el secretario de Comercio, Howard Lutnick. Este paso se alinea con la estrategia y política comercial de Trump hacia México.
Los tomates mexicanos, que representan dos tercios del consumo en Estados Unidos, son el principal producto exportado hacia este país, superando a otros destinos como Canadá, Guatemala o Japón. En 2024, las exportaciones de tomate fresco a Estados Unidos alcanzaron un valor de 2.832 millones de dólares. El Gobierno mexicano ha expresado su desacuerdo con esta medida, argumentando que el éxito del tomate mexicano en el mercado estadounidense se debe a su calidad y no a prácticas desleales. "El terreno que ha ganado el tomate fresco mexicano en Estados Unidos deriva de la calidad del producto, y no de práctica desleal alguna", declararon en un comunicado conjunto las secretarías de Economía y Agricultura de México.
La medida ha causado preocupación en México, dado que podría impactar económicamente a los productores nacionales y afectar a los consumidores estadounidenses por el incremento de precios que provocaría la imposibilidad de sustituir el tomate mexicano. Ante este panorama, la gubernatura mexicana ha asegurado que seguirá apoyando a los productores de tomate en la búsqueda de nuevos mercados internacionales, basando su competitividad en la calidad de sus productos.
Este conflicto no es nuevo, iniciando en 1996 cuando los productores de Estados Unidos solicitaron medidas cautelares contra el tomate mexicano por supuesto 'dumping', lo cual ha llevado a suspensiones y reinstauraciones de investigaciones y medidas comerciales a lo largo de los años. La última suspensión ocurrió en 2019, siendo restituida solo cuatro meses después. La actual imposición de aranceles marca un nuevo capítulo en la larga disputa comercial entre ambos países por el tomate fresco mexicano.