Publicado 12/11/2025 08:40

Bolsonaro cumple cien días en arresto domiciliario con el temor de acabar en una cárcel de máxima seguridad de Brasil

Archivo - Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil.
Archivo - Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil. - Gustavo Moreno/STF/dpa - Archivo

MADRID 12 Nov. (EUROPA PRESS) -

El expresidente de Brasil Jair Bolsonaro cumple este miércoles cien días bajo arresto domiciliario a la espera de conocer dónde pasará sus 27 años de condena por liderar la fallida trama golpista de 2022 y en medio de la tensión provocada por la posibilidad de que el destino elegido sea la prisión de máxima seguridad de Papuda.

Bolsonaro se encuentra a la espera de un último recurso antes de que el juez del Tribunal Supremo Alexandre de Moraes decrete dónde ha de pasar su condena, una decisión que no debería prolongarse mucho más de unas semanas.

En este último intento solicitaran el juez que además cumpla su condena en su domicilio, en caso de ser rechazado apelarán para que sea en dependencias de las Fuerzas Armadas, en base a su condición de capitán retirado del Ejército, tal y como debería suceder en el caso del resto de los condenados por liderar la trama.

Consciente de la dificultad de que sus alegaciones no caigan en saco roto, los suyos se han encargado en las últimas semanas de maniobrar públicamente y entre bambalinas para que el expresidente no dé con sus huesos en la cárcel de Papuda, considera una de las más seguras de América Latina.

Sus aliados han argumentado que su frágil estado de salud es incompatible con los servicios médicos y de comidas del presidio y han relatado que sufre constantes crisis nerviosas por la estrés que le genera la posibilidad de tener que cumplir esos 27 años y tres meses en esta cárcel, ubicada en Brasilia.

Precisamente el sistema penitenciario de Brasilia --dependiente de un Gobierno cuyo gobernador fue cesado momentáneamente y detenido por los ataques del 8 del enero de 2023-- ya solicitó sin éxito hace unos días a De Moraes que sometiera al expresidente a una prueba de salud para constatar que sus cárceles no eran aptas.

La cuarta alternativa es una celda especial habilitada en la sede principal de la Policía Federal en Brasilia, un tratamiento similar al que se dio al presidente Luiz Inácio Lula da Silva cuando estuvo preso durante 580 días en las instalaciones de esta misma institución en Curitiba.

CIEN DÍAS DE RUTINA RESTRINGIDA

De Moraes puso a Bolsonaro bajo arresto domiciliario como parte de una causa que investiga su papel y el de su hijo, Eduardo, en una supuesta campaña de proselitismo que habrían puesto en marcha en Estados Unidos en contra de su proceso judicial, mediante incluso la defensa de sanciones y restricciones económicas contra Brasil y funcionarios del Estado, incluido el propio juez del Supremo.

Durante esos cien días, ha abandonado su restringida rutina --porta una tobillera electrónica, se le ha prohibido usar redes sociales y las visitas sin autorización-- con algún que otro ingreso en el hospital, episodios que utilizan sus aliados para defender que no entre en prisión.

Este periodo también ha estado marcado por las multitudinarias manifestaciones de apoyo tanto en las calles y otras muestras de respaldado en el Congreso, donde la oposición ha maniobrado para intentar bloquear, aunque sin mucho éxito, la agenda parlamentaria para debatir cuestiones como el indulto para los condenados por los ataques del 8 de enero e incluso la destitución del juez De Moraes.

No obstante, el arco parlamentario afín a Bolsonaro solo ha logrado que la Cámara Baja aprobara por la vía rápida un proyecto que contempla la amnistía para los condenados por el asalto a la sede de los Tres Poderes en Brasilia. Sin embargo, el texto se encuentra paralizado debido a las discrepancias parlamentarias que conlleva un perdón total como el que pretenden los aliados del expresidente.

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