CIUDAD DE MÉXICO 8 Mar. (Agencia Reforma) -
El 62 por ciento de las mujeres considera que la discriminación es la principal barrera para que accedan a puestos directivos en las empresas, revela la encuesta Mujeres de la Alta Dirección en México 2024, realizada por KPMG.
Esta discriminación se ve reflejada a través de estereotipos, sesgos inconscientes y microagresiones de compañeros de trabajo, añade.
La segunda mayor barrera que mencionan las entrevistadas, con 35 por ciento, fue la falta de apertura de otros miembros directivos para colaborar.
La encuesta, aplicada entre enero y febrero de este año a mil 112 mujeres de industrias de la economía y ubicadas en diferentes rangos de alta dirección, reveló que también 35 por ciento de las directivas ven en sus autolimitaciones por falta de autoestima y autoconfianza otro gran obstáculo para ascender en su crecimiento profesional.
El agotamiento fue citado por 29 por ciento de las encuestadas como su principal barrera, por encima de la políticas sin perspectiva de género en momentos clave como maternidad o paternidad, que representan la principal barrera para 24 por ciento de las mujeres.
Una cultura de competencia extrema fue citada como obstáculo de las mujeres, seguido del desequilibrio en la plantilla de la empresa, así como el acoso y hostigamiento laboral, señala el documento de la consultora.
Olivia Segura, socia de Asesoría en Capital Humano y Gestión del Talento KPMG México, expuso en entrevista que al medir la percepción de las altas directivas para llegar a sus puestos se logra captar evidencia para iniciar cambios al interior de las empresas.
"Lo que no se mide no se puede mejorar y tenemos que empezar por ahí", expuso.
Es preocupante cómo es que los estereotipos machistas y microagresiones en contra de las mujeres siguen impregnados en la alta dirección, consideró la especialista.
"Es el denominador común, la consistencia en todas las industrias es alta. Vemos el reflejo de cómo es la vida cotidiana para las altas directivas", insistió.
Alertó que los estereotipos y microagresiones que enfrentan las mujeres terminan por influir en la baja autoestima y autoconfianza.
"El llamado síndrome del impostor se alimenta de una cultura no incluyente. La discriminación y las microagresiones alimentan que las mujeres no se sientan suficientes, que no se sientan merecedoras del éxito, que sienten que su éxito es producto de la suerte", abundó.