Publicado 14/05/2024 11:40

MÉXICO.-Honran memoria de Jaime Torres Bodet

Archivo - Banderas de México en las falladas del Palacio de Gobierno de Oaxaca
Archivo - Banderas de México en las falladas del Palacio de Gobierno de Oaxaca - JON G. FULLER / VWPICS / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOT

CIUDAD DE MÉXICO , 14 May. (Agencia Reforma) -

Figura emblemática de México, Jaime Torres Bodet (1902-1974) fue un hombre de letras que rehusó permanecer encerrado en la torre de marfil y se convirtió en funcionario público para propiciar cambios aún vigentes, por ejemplo, la reforma al Artículo Tercero Constitucional, destacaron miembros de la Academia Mexicana de la Lengua (AML) durante un homenaje al poeta, ensayista, funcionario público y diplomático, en su 50 aniversario luctuoso.

Este artículo, relató el jurista Diego Valadés, había sido reformado en 1934 para introducir el principio de que toda la educación impartida por el Estado sería socialista y que además excluiría toda doctrina religiosa.

"Este precepto estuvo en vigor durante muchos años, pero generó sin duda inconformidades por parte de un sector importante de la vida política, social y cultural mexicana. Y con este motivo se consideró la conveniencia de una reforma al artículo tercero constitucional, sin que representara el abandono de los principios laicos que se le habían incorporado desde 1917 y que habían sido refrendados en la reforma de 1934. El encargo se dio a Jaime Torres Bodet", refirió.

Incluso la idea de promover la reforma constitucional partió de Torres Bodet como titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), expuso Valadés.

El proyecto, prosiguió, fue suscrito como una iniciativa del Presidente de la República y aprobado sin modificaciones por parte del órgano reformador de la Constitución Mexicana.

En tal proyecto de reforma al Artículo Tercero por primera vez en la Constitución se incorporó una referencia "directa, expresa, y además con un concepto muy amplio" de democracia, destacó el jurista.

"El principio democrático construido por Torres Bodet es el que ha servido como referente para los diferentes cambios que se han venido haciendo en nuestro País, orientados justamente a promover la mayor democratización de nuestro sistema constitucional".

Como poeta, novelista y ensayista, Torres Bodet es tal vez de los menos apreciados de los miembros de la generación de la revista Contemporáneos, contrastó el historiador Rodrigo Martínez Baracs.

"Tal vez debido a su compromiso como servidor público, que lo alejó de la creación; tal vez debido también a la inquilina de Octavio Paz, que se burló de mi padre incluso por trabajar con Torres Bodet", añadió en referencia a José Luis Martínez, crítico literario que se convirtió en secretario particular del entonces titular de la SEP.

En una conferencia de 1959, Martínez recordó sus años de trabajo con el homenajeado como un "aprendizaje fundamental". Y Martínez Baracs dio lectura a dicha remembranza:

"Trabajar al lado de una mente tan disciplinada, de pensamiento tan lúcido y de tan ejercitado rigor en la organización de su vida, fue en efecto un privilegio. Torres Bodet era y es la máquina humana más precisa y de mayor potencia para el trabajo intelectual que hasta entonces hubiera conocido.

"Después de despachar los acuerdos y atender la audiencia pública durante 9 o 10 horas hallaba tiempo y fuerzas para escribir un discurso durante la noche y el descanso dominical le permitía elaborar un reglamento o esbozar un programa.

"Su misma vida personal e incluso afectos íntimos parecían haber sido ajustados al marco de sus deberes oficiales, como si gobernara su existencia la norma más severa que le hubiese hecho renunciar desde siempre a todo desmayo, a toda complacencia, a todo relajamiento".

La ensayista Liliana Weinberg ponderó también la obra literaria de Torres Bodet.

"Si en su juventud se integró a las actividades de la generación de los Contemporáneos -ese grupo que él mismo caracterizó como un 'grupo de soledades'-, su poesía se consolidará como una de las más finas muestras de esa etapa que aún queda por explorar: la del posmodernismo literario latinoamericano.

"En efecto, muchos tienden a ver en su obra una mera continuación del modernismo, aunque por mi parte me inclino a considerarlo uno de los precursores de esa poco estudiada etapa que fue el posmodernismo, que tuvo además complejas relaciones con las vanguardias", puntualizó.

El 9 de mayo de 1974 Torres Bodet entregó a la editorial Porrúa las pruebas finales del último volumen de sus memorias, y el 13 de mayo se suicidó dentro de su biblioteca.

"El punto final de la vida del hombre coincidió con el punto final de sus memorias: Torres Bodet se convirtió en libro", subrayó Weinberg.

En el homenaje, organizado por el académico Fernando Serrano Migallón, participaron también Adolfo Castañón y Sara Poot Herrera.