CIUDAD DE MÉXICO 23 Jul. (Agencia Reforma) -
La atención a la salud mental pasó de ser un tema difuso y disperso, a una preocupación prioritaria durante la crisis de la pandemia de Covid-19, que se apagó sin seguimiento ni evaluación.
De acuerdo con Feggy Ostrosky, directora del Laboratorio de Neuropsicología de la UNAM, a estas deficiencias se suma que hay nulos planes de detección temprana de rasgos de problemas de salud mental.
Explicó que un ejemplo de ello son las escuelas, que son un espacio que podría servir como el mejor canal para prevenir y evitar violencias.
"La salud mental no se atiende porque hay otras prioridades del Gobierno y han recortado recursos en los hospitales, en las universidades, y no hay recursos para eso, no hay ni siquiera medicamentos suficientes", reprochó.
Los riesgos de no prevenir, alertó, son múltiples, a nivel individual y colectivo.
"Cuando estás deprimido, aumenta, por cada puntaje que aumentan las escalas de depresión, por cada 20 por ciento de aumento, incrementa la agresión contra el cónyuge, más de 40 a 60 por ciento", dijo.
En México el suicidio es la segunda causa de muerte en jóvenes de 15 a 29 años de edad.
"Se estima que una tercera parte de la población presentará un problema asociado a la salud mental a lo largo de su ciclo de vida", indica el Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones en la CDMX (Iapa).
El no detectar de manera temprana problemas como la depresión y conductas de psicopatía, deriva en situaciones de violencia e, incluso, explicó, escala a casos de asesinos seriales como los registrados en la Ciudad de México y el Estado de México.
Prevención, clave
La investigadora de diversos estudios de violencia y psicopatía apuntó que hay casos que pudieron evitarse si existiera un sistema integral contra algunos signos.
La especialista explicó que en el caso del trastorno de la personalidad, se presenta en entre el uno al 3 por ciento de la población en promedio.
"No todos los psicópatas son criminales, pero debido a los rasgos de su personalidad sí pueden caer en cuestiones de criminalidad, porque tienen un sello individual, una personalidad mal adaptativa que se manifiesta en varias áreas, arrogantes, autómatas, encantadores, no sienten arrepentimiento ni dolor de otras personas, impulsivos, buscan novedad.
"Entre los criminales, entre los feminicidas, hay rasgos de psicopatía altos y también se encuentran en otras áreas, esferas financieras, políticas, gobernantes, presidentes, son sicópatas exitosos", añadió.
En ese sentido, la experta aseguró que las acciones actuales sobre atención emocional son aisladas y deficientes, por lo que no puede hablarse de un plan efectivo de prevención.
La detección temprana y prevención son posibles si se realizan las técnicas adecuadas y no requieren presupuestos exorbitantes, enfatizó Ostrosky.
"Tampoco es tanto presupuesto, es decir, que en las escuelas los maestros detecten estos rasgos, pero no hay, no les importa".
"Las primeras alertas deberían correlacionarse. Se pueden detectar rasgos de psicopatía desde muy temprana edad y hacer algo, y cambiar, revisar cómo está el cerebro funcionando, no es que lo abran, es estudiar el comportamiento", comentó.
Señaló que la violencia primaria y personalidad antisocial aparecen antes de los 15 años y se pueden detectar desde observaciones y convivencia en entornos familiares, escolares o sociales.
Los signos más evidentes es que las personas no siguen reglas, son desafiantes, cometen robos y llegan al abandono escolar.
Fernando Blancas, experto en Derecho de la UNAM, enfatizó en que para la atención de salud emocional urgen políticas públicas integrales y que sean evaluadas con indicadores específicos, pues no se puede descartar que vuelvan a combinarse factores que la deterioren, y detonen violencia y crisis, como ocurrió en la pandemia.
Mal atendida
Especialistas han advertido que no sólo no se han atendido de forma adecuada los problemas de salud mental durante décadas, sino que durante el último sexenio se agravaron.
Cuando en 2020 y 2021 personal médico de primera línea de atención a la Covid-19 en hospitales comenzó a sufrir los estragos emocionales por el cansancio, el estrés, miedo y por presenciar muertes causadas por la enfermedad, las autoridades prometieron un abanico de acciones para atender su salud emocional.
Esto ocurrió también para otros servicios de emergencia y ciudadanos que enfermaron o vieron fallecer a sus seres queridos.
Anunciaron cuestionarios para realizar diagnósticos entre el personal de hospitales y consultas psicológicas en general.
Sin embargo, las acciones se limitaron a aguardar a que las personas en áreas de atención o de la población en general solicitaran ayuda.
"Era sacrificar mi descanso para ir dos horas de viaje, 15 minutos de consulta que no me ayudaron y desperdiciar mi tiempo para nada; mejor buscaba cómo distraerme y era lo mismo, sigo con secuelas", contó Maricela, una doctora de la CDMX que atendió a pacientes de Covid-19.