MADRID, 24 Jul. (EUROPA PRESS) -
Los efectos a largo plazo en el nivel del mar del Último Máximo Glacial, hace 21.000 años, pudieron transformado las rutas migratorias y determinar el surgimiento de civilizaciones en África.
Así lo revela una nueva investigación de las rutas migratorias humanas desde África, donde evolucionó el Homo sapiens, basada en un modelo mejorado de ajuste isostático glacial (GIA) de los niveles históricos del mar, junto con datos arqueológicos y de ADN.
La nueva investigación se publica en la revista Comptes Rendus Géoscience.
"La emocionante implicación es que muchos paisajes submarinos tienen relevancia arqueológica, y este mapeo ofrece a los científicos una mejor oportunidad de encontrarlos", afirmó en un comunicado el profesor emérito de la Universidad de Kansas Jerome Dobson, autor principal del estudio. "Esperamos que esto permita ver y explorar los paisajes que quedaron expuestos durante la última glaciación, especialmente durante el Último Máximo Glacial, hace 21.000 años".
SUEZ, AQABA, BERENICE, BAB EL-MANDEB...
El estudio de Dobson profundiza en la comprensión de los niveles oceánicos, las costas y los antiguos corredores migratorios en África y Asia Occidental, utilizando los nuevos datos del nivel del mar para explorar rutas alternativas terrestres y marítimas de entrada y salida de África. Estas incluyen el cruce de Suez entre los mares Rojo y Mediterráneo, la ruta del Golfo de Áqaba hacia el Levante, el cruce de Bab el-Mandeb hacia Arabia Saudí, el cruce de la Bahía Foul hacia el mar Mediterráneo y la ruta de las islas a través de los estrechos de Sicilia y Mesina.
"Queríamos generar líneas costeras que fueran física y geofísicamente correctas", afirmó el investigador de la KU. Los investigadores necesitan usar modelos GIA porque simplemente restar la altura del nivel del mar a la topografía no es suficiente. La corteza terrestre literalmente se deforma bajo el peso de las capas de hielo.
Según los hallazgos, algunas de estas importantes rutas migratorias quedaron expuestas por la retirada de los mares durante mucho más tiempo del que se conocía previamente, aunque variaron con las fluctuaciones regionales del nivel del mar.
Dobson y sus coautores también utilizaron conjuntos de datos de ADN para reconstruir cómo los seres humanos migraron fuera de África, observando dónde se alinean con posibles rutas geográficas.
"Nos beneficiamos de un mapa recién publicado de centros de ADN que se remonta a 2 millones de años", dijo Dobson. "Muestra un único origen antiguo en el sur, cerca de Meroe en Kush, bien adentrado en África. La evidencia arqueológica es escasa, mientras que la evidencia de ADN es sólida y consistente".
El equipo buscó rastrear la migración humana temprana desde los primeros centros conocidos de la humanidad. Examinaron las rutas del norte a través de la península del Sinaí y las rutas del sur que cruzan el mar Rojo en Bab el-Mandeb.
"El centro de haplotipos humanos tempranos parece estar en el noreste de Sudán", dijo Dobson. "No fue una sorpresa, algo que los expertos en ADN que lo descubrieron esperaban. Existían conexiones claras que se extendían hacia el Levante. La literatura arqueológica suele enfatizar la ruta sur a través de Bab el-Mandeb, pero los mapas que elaboran muestran poca conexión entre los lados occidental y oriental de esa divisoria".
Dobson explicó que, si bien Bab el-Mandeb es el paso más estrecho geográficamente, podría haber sido una barrera importante dependiendo de las embarcaciones de la época.
"Quienes estudian esto en profundidad afirman que la ruta norte, a través del Sinaí, está bien establecida", afirmó el investigador de la KU. "La ruta sur, a través de Bab el-Mandeb, parece mucho menos respaldada por la arqueología según los nuevos datos".
Dobson y sus coautores consideraron otras rutas y cruces migratorios. Sus hallazgos muestran las direcciones de ocupación humana en el valle del Nilo, de sur a norte y de este a oeste, y destacan el sitio de Berenice, en la bahía Foul, a lo largo de la costa egipcia del mar Rojo, como puerto o posible punto de cruce.
"Dos aspectos hacen importante la bahía Foul: primero, es una ruta alternativa cuando el nivel del mar es bajo", afirmó Dobson. "El istmo de Suez tiene más de 500 kilómetros de ancho, una travesía larga y seca. Esperábamos que la gente prefiriera subir por la bahía Foul hasta la primera catarata del Nilo, que solo representaría una ruta de 300 kilómetros.